jueves, 25 de agosto de 2011

25 de agosto - Segundo día en Mexico DF

Hoy nos han recogido a las 9 para ir a ver las Pirámides de Teotihuacan. Hemos llegado sobre las 11, pues hemos tenido que recoger en la "furgo" a otros turistas y el tráfico era imposible, es una ciudad con mas de 20 millones de habitantes.
La pirámides son impresionantes, sobre todo las dos mas grandes, la del Sol y la de la Luna. La guía nos ha llevado a los alojamientos de los nobles y sacerdotes, dándonos la explicación correspondiente del tipo de arquitectura, piedras, etc. utilizados. Después hemos ido a la pirámide de la Luna para ir calentando, pues solo se podía subir hasta la mitad. Desde este punto unas vistas impresionantes del Paseo de los Muertos con la majestuosa pirámide del Sol a la izquierda.
Unas fotos, bajar de la pirámide de la Luna y destino pirámide del Sol. Hemos subido mas de 200 escalones, la verdad que ha sido fácil, la gente me comentaba que era duro, pero ni mucho menos (he de recordar que estoy con un esguince de tobillo). La anécdota de la subida ha sido la discusión con una mejicana fondona que paso a describir:
Según subíamos todo el mundo callado, bastante tenían con el esfuerzo, veo que desde la mitad de la pirámide va cayendo arrastrado por el viento un gorro, en ese momento una mujer empieza a gritar:
- Ese gorro! Ese gorro! Ese gorro es mio!
El gorro se queda parado en uno de los descansillos que hay a media altura en la pirámide, un joven lo coge y la mujer
- Ese gorro es mio, subamelo! ese gorro es mio, subamelo!
Este primer joven que no iba a subir, estaba bajando, ya llevaba buena paliza de pirámide, se lo da a otra persona. La mujer seguía gritando y nosotros subiendo y llegando a su altura. De esto que me dio el arrebato y la digo a la mujer a grito pelado:
- No sabe usted que aquí no se puede gritar, que este es un sitio de recogimiento? A esto que me contesta
- Usted no es ninguna autoridad para decirle eso. Yo le contesto
- No seré ninguna autoridad, pero todos los allí presentes quieren que usted no grite.

En ese momento me apoyó una de las personas de seguridad de la pirámide, pero la señora siguió gritándome a mi y los que tenían su gorro. Le sobrepasé en la escalera y olvidé lo ocurrido. Una impresentable, siempre me pasa lo mismo cuando intento conducir a la gente para que actúe de forma cívica.
Para finalizar las visitas hemos ido a ver a la Virgen de Guadalupe. Hoy era un día especial, pues habían llevado unas reliquias del Papa Juan Pablo II y había buenas colas para ver esas reliquias.


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